sábado, 15 de octubre de 2011

SateraC



Me puse la careta frente al espejo,
para ver el producto de mí broma
allí, junto  a lo que reflejaba
me quedé como hipnotizado un buen rato…

No puedo explicarlo, pero aún en su rigidez
la careta parecía hacer muecas.

Parecía estar burlándose del espejo, ¿o de mí?
la broma ya duraba demasiado,
a si que, frente al espejo, me quité tan
impertinente rastro, y allí, volví yo.

Ya no había más mueca que mi rostro, que como,
viendo un hilo de luz en un profundo túnel, se
quedó allí, otra vez hipnotizado, esta vez sorprendido
de su propia rigidez, una rigidez sin vida…

Texto: José M. Gallo

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